Tener miedo… paranoia o solo tener rencor pero no odio.


Las personas pasan por nuestras vidas, dicen que siempre hay que buscar el lado bueno y lo bueno que nos dejaron, vivir el momento y pensar más bien en lo bueno que fueron que lo malo porque muchas veces esto le resta parte al recuerdo de la persona.
Yo agradezco la voluntad de Dios al ponerme las cartas precisas en el momento adecuado, pero sé también que las pruebas tan difíciles que me pusieron me hicieron fuerte y no me hicieron perder la sonrisa
Siempre hubo alguien que me dijo te veo rara, estás perdiendo tu ser y tu aura se carga de energía negativa, esa fue la doctora con la que tantas veces desahogue mis dolores musculares y mis penas, ella no es nefróloga es parte de las que trabajan adscritas a la clínica donde trabajo, pero ella siempre trata de entender y comprender que es un paciente renal y eso es loable porque no todos los médicos les interesa el mundo renal.
Pues hace unos días enfrente uno de mis peores miedos, o más bien, la persona que más mal me ha tratado y que daño mi autoestima estuvo face to face como dirían conmigo, claro no hablo de un novio, ni de un familiar, hablo de un particular al cual le soporte mil cosas y cada una me esforzaba más para hacerla mejor porque no quería perder mi vida.

Saber que depende uno de un trabajo, y que no solo económicamente sino por una máquina que me mejora la calidad de vida es suficiente aliciente para luchar contra todo, trato de pensar el fue bueno y me llevo ahí, pero muchas veces hacemos algo y andamos por el mundo contándolo, y no le damos seguimiento a la buena intención sino por lo contrario nos puede más la ambición, el poder, la necesidad de ser perfectos y dependiendo no de una capacidad de  una simple ser humano sino de alguien que muchas veces fue juzgada por ir a la radio o a la televisión y hablar de los problemas renales, y como dirían aquí en mi país “Que galán (bueno) fuera que solo se quedase en una crítica” sino que me hacían saber y preguntaban que era más importante mi proyecto de ayuda a los demás o mi vida, recuerdo a ver llorado muchas veces antes de la hemodiálisis, angustiarme que llegara un día en la semana en particular, tenía temporadas buenas, pero el maltrato más moral y económico se volvía como un alcohólico y las épocas de zumba en donde no se sabe cuando regresaba al círculo vicioso de terror.
A un año de eso, me encontré con esa persona, que he hablado telefónica, vía mensaje, pero si lo encontraba salía corriendo para que no me viera, me angustiaba me ponía nerviosa y no de emoción sino de terror, ya no tenía la misma autoridad pero era esa confusión entre rechazo, desagrado y no si un rencor encontrado con la idea de perdón o al menos de olvido del mal causado en mis emociones.
Verlo no fue sorprendente sino algo que sabía que pasaría y que tenía que pedirle a mi mente manejar mis emociones fingir demencia y sacar eso del protocolo que le enseñan a uno como comportarse pese a cualquier adversidad y regalar una sonrisa
Mi mente trato de enviarme el mensaje de corre no hables con él, aun no lo hemos superado, pero era imposible y como quien recibe una carga de energía le sonreí como si nada hubiese pasado, saludándolo y tratándolo como si no pasaba nada y que alguien más tenía la responsabilidad de recibirle por ser tan distinguida persona.
Luego me esfume, a las horas vi que al hacer mi trabajo me estaba viendo, no cruce ni miradas, ni sonrisas y procure localizarlo para no tener que estar cerca de él, se dio por tercera vez estaba cual era mi excusa para correr, el pedido imaginario de mi jefe que debía suplir a las ya, pero me fui a buscar un vaso de agua para mí y esa no era tarea, el desvió la mirada porque lo único que había logrado al ir a esa reunión fue aislarse del mundo al que a todas luces ya no pertenece y le costaría mucho regresar.

La última vez del día que lo vi, me sentí a penada, porque no era la misma persona a la que le temí, era alguien solo que su arrogancia lo dejo así, que su egoísmo le paso factura que la vida solo nos da lecciones para nuestro propio costal y para que aprendamos de los demás, pero pese a que sentí eso no estoy lista aun para perdonar, ya olvide pero no perdono o más bien no lo he superado.
Solo que lo más sano es no estar cerca de quien te hizo daño y hacer como que es una persona mas que jamas escribió algo en el cuaderno de tu vida.